Por María del Pilar Vásquez
La teoría normativa crítico
democrática es de origen marxista. La teoría marxista nació como reacción de
las teorías libertaria y de responsabilidad social, hallada sobre todo en parte
de Europa y en los países subdesarrollados. Según esta teoría la concentración
de poder social y económico y el control capitalista de los medios masivos son
los principales problemas culturales. Esta teoría consta de cuatro vertientes:
La teoría crítica, la teoría crítico-cultural, la teoría estructuralista y la
teoría crítico -política –económica.
La primera vertiente es la teoría
crítica, originada en la escuela de Frankfurt, Alemania, teniendo como miembros
más representativos a Max Horkheimer, Teodoro Adorno y Herbert Marcuse. Estos
buscaban analizar la naturaleza de los cambios económicos, políticos y
culturales que estaban ocurriendo.
En 1964, Marcuse interpretó los
medios como comprometidos en vender o
imponer todo un sistema social, tanto deseable como represivo,
declarando que estos contribuían en estimular las “necesidades falsas”, creando
una sociedad uni-dimensional. Tanto el arte como la cultura de oposición se
convierten en mercancía que puede venderse perdiendo así poder crítico.
La segunda vertiente consistió en la
teoría crítico-cultural, la cual fue un paso de la teoría crítica durante la
década de los setenta en el “Centre for Contemporary Cultural Studies”. Este
pertenecía a la escuela de Birmingham, representada por Stuart Hall. Una de las preguntas que se hacían en el
Centro de Estudios Culturales Contemporáneos era: ¿Cómo es posible que una
élite continúe mandando en una democracia como la inglesa?
La tercera vertiente consistió en la
teoría estructuralista, la cual nació debido a la debido a la necesidad de una
respuesta para la pregunta que se hacia el Centro de Estudios Culturales
Contemporáneos, para esta se recurrió a la antropología cultural, la semiótica,
la lingüística y el psicoanálisis. Según esta teoría, el control de las élites
es ejercido a través de ideologías falsas escondidas en la estructura del
lenguaje, del mito y de los medios audiovisuales.
La cuarta vertiente consistió en la
teoría crítico -política –económica. Establece que las fuerzas del mercado y
acumulación de capital son factores más fundamentales que las estructuras del
pensamiento, en lo que conlleva al control cultural.
Bibliografía:
Teoría de la Comunicación escrito
por José Martínez Terrero
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